El maíz vuelve a posicionarse como protagonista en el inicio de la campaña gruesa. La primera encuesta sobre intención de siembra en la región núcleo, elaborada por la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR), reveló un dato alentador: los productores planean sembrar un 10% más que el año anterior. En total, se alcanzarían 1,8 millones de hectáreas, un salto significativo que marca una renovada confianza en el cereal tras años de ajustes.
Este crecimiento proyectado se explica por una combinación de factores productivos y económicos. Según el informe de la BCR, los márgenes esperados mejoraron sensiblemente en relación al año pasado, especialmente en campos propios. Además, la disponibilidad de humedad en el perfil de los suelos tras un otoño generoso en lluvias ha sido clave para incentivar las decisiones de siembra temprana.
“Las condiciones actuales permiten pensar en una campaña muy distinta a la del año pasado. Si el clima acompaña, el maíz podría recuperar terreno perdido y volver a mostrar su potencial en rindes”,destacan desde la entidad rosarina.
Las lluvias cambiaron el ánimo y revirtieron el escenario
Uno de los puntos que más influyeron en este nuevo escenario fue el nivel de precipitaciones durante mayo. Mientras que en 2024 apenas se registraron 8 milímetros promedio en la región núcleo, este año se acumularon más de 110 mm, con zonas que superaron los 130 mm. Esa diferencia radical en el régimen hídrico cambió por completo la perspectiva agronómica.
Con perfiles bien cargados, muchos productores ya comenzaron a preparar lotes para maíz temprano, y la expectativa es que se mantenga esa tendencia si las condiciones siguen estables. En las últimas campañas, la falta de agua había obligado a recortar la superficie destinada al cultivo o incluso a pasarla directamente a soja de segunda.
En este contexto, las zonas del norte bonaerense, sur de Santa Fe y sur de Córdoba, epicentro de la región núcleo, se consolidan como las más propensas a anticipar labores de siembra de maíz en septiembre.
Un cambio de lógica: la revancha del maíz en campo propio
El informe también señala que el mayor empuje proviene de los campos propios o de relación cercana, mientras que en los campos alquilados, si bien también se espera un crecimiento, la cautela sigue predominando por los costos y la volatilidad del negocio.
“En el caso de los campos alquilados, todavía hay dudas por los números ajustados, pero en campos propios el entusiasmo es evidente. El productor busca aprovechar la mejora de márgenes y el piso húmedo que dejó el otoño”, aclara el reporte de la BCR.
Esta diferenciación no es menor. En los últimos años, el maíz había perdido protagonismo frente a la soja, especialmente en esquemas de arrendamiento, por la mayor inversión inicial y la exposición a riesgos climáticos. Pero con el reacomodamiento de los precios relativos y una ventana climática más favorable, la situación podría revertirse al menos parcialmente.
El efecto trigo y la rotación como ventaja
Otra variable que incide en el avance del maíz es el fracaso parcial de la siembra triguera en zonas con suelos saturados. Según la propia BCR, solo un 2% de la superficie planificada con trigo se había sembrado a fines de mayo, frente al 12% que se registraba en el mismo período del año pasado. Esto deja liberada una mayor superficie que podría ir directamente a maíz, especialmente en lotes que ya estaban fertilizados o preparados para invierno.

Así, la rotación con gramíneas vuelve a cobrar protagonismo, tanto desde lo productivo como desde lo ambiental. Muchos asesores destacan la importancia de mantener un esquema que incluya maíz para proteger la estructura del suelo, diversificar el riesgo y sostener niveles adecuados de carbono y materia orgánica.
Expectativas de rendimiento y alerta por costos
Si bien el ánimo es claramente más optimista que en campañas anteriores, el desafío sigue siendo lograr eficiencia en el uso de insumos, sobre todo fertilizantes y semillas, cuyos precios aún no bajaron al ritmo esperado. La incertidumbre sobre los costos logísticos y el tipo de cambio también pesa en las decisiones de inversión.
A pesar de ello, los técnicos confían en que, con una buena planificación y el respaldo del clima, el maíz pueda alcanzar rindes por encima de los promedios históricos en la región núcleo. Esto sería un espaldarazo para la economía del productor y también para el ingreso de divisas vía exportaciones en 2026.
El maíz recupera protagonismo: una señal para toda la campaña
Lo que muestre el maíz en esta primera etapa marcará en gran parte el pulso de la campaña gruesa. La confianza inicial de los productores en la región núcleo, aún con márgenes ajustados y riesgos latentes, habla de una apuesta firme al cereal como eje de rotación y rentabilidad.
Si se confirma la proyección de 1,8 millones de hectáreas, estaríamos ante una de las mayores superficies sembradas de los últimos años, con un escenario técnico más favorable que en 2023 y un potencial exportador muy relevante.