El mercado de soja atraviesa días intensos, en los que confluyen factores bajistas internacionales, incertidumbre climática en Estados Unidos y tensiones financieras locales que fuerzan ventas anticipadas de los productores argentinos. Según el análisis de Dante Romano, profesor e investigador del Centro de Agronegocios y Alimentos de la Universidad Austral, la situación es delicada y aún quedan muchas variables por definirse.
“El mercado climático todavía no comenzó del todo, pero ya se encendieron las alertas”, señaló Romano. Aunque el avance de siembras en EE.UU. es más veloz de lo habitual, los primeros reportes de condición de cultivos no son alentadores. “Los datos de maíz y trigo de primavera mostraron condiciones peores a lo esperado. Si la soja sigue esa tendencia, el mercado reaccionará rápidamente”, explicó.
Los meses de julio y agosto serán clave. Allí se definirá el rinde de la oleaginosa en el hemisferio norte. “Incluso si se alcanza el rinde récord estimado por el USDA, los stocks caerían. Pero si el rendimiento es menor, los stocks respecto al consumo podrían caer al 5%, un nivel que suele encender alarmas en Chicago”, advierte Romano.
Biocombustibles y la presión de Brasil golpean al mercado de soja
Otro de los factores que golpeó los precios en los últimos días fue un giro inesperado en las regulaciones de biocombustibles en Estados Unidos. El gobierno analiza habilitar exenciones automáticas a empresas que no puedan cumplir con los cortes obligatorios de biodiesel y etanol. Esta posibilidad redujo de inmediato la demanda esperada de aceite de soja como insumo del biodiesel, lo que impactó negativamente en los precios internacionales.
“No está claro si esas exenciones se compensarán con mayores exigencias a otras compañías, pero por lo pronto, el efecto fue bajista”, sostuvo Romano. Esta incertidumbre regulatoria se combina con un escenario de abundante oferta desde Brasil, que no solo mantiene su ritmo de exportaciones de soja, sino que también proyecta una mejora en su cosecha de maíz. Además, el avance de la gripe aviar podría derivar en mayores volúmenes exportables al verse afectada la demanda interna.
Todo esto conforma un cuadro de sobreoferta que choca con un escenario internacional que espera nerviosamente las señales del clima estadounidense. Como resume el especialista, “el mercado está en modo defensivo”.
En Argentina, el apremio financiero y las lluvias obligan a vender anticipadamente
En el plano local, las lluvias que persisten desde mediados de mayo en el centro del país ralentizan la recolección final de soja y el inicio de la cosecha de maíz tardío. Pero más allá del clima, la presión financiera es determinante.

Romano explicó que muchos productores se ven obligados a vender por necesidad: enfrentan vencimientos de créditos, compromisos de fijaciones previas y escaso financiamiento disponible. Esto los empuja a desprenderse de mercadería en un momento en que, estratégicamente, sería mejor esperar.
“Lo lógico sería fijar maíz, que tiene hoy una mejor relación de precios frente a la soja. Pero como el maíz está demorado por las lluvias, muchos se ven forzados a vender soja. A eso se suma el temor a una posible suba de derechos de exportación a partir de julio”, sostuvo.
De hecho, Romano advirtió que el mercado ya descuenta una suba del 31 al 33% en las retenciones a la soja. “La posición noviembre ya refleja una quita de casi 26 dólares por tonelada por ese motivo. Es decir, aunque todavía no se oficializó, el mercado lo está anticipando”.
Por otro lado, el funcionamiento del esquema de Declaraciones Juradas de Ventas al Exterior (DJVE) genera tensiones en la cadena exportadora. Las empresas deben ingresar las divisas para registrar las DJVE, lo que significa adelantar pagos o asumir riesgos financieros. Pero muchas filiales locales de multinacionales tienen restricciones para operar con esa flexibilidad. “Este esquema puede funcionar un poco más, quizás hasta julio o agosto, pero no mucho más”, apuntó el analista.
Trigo: sin señales claras, pero con chances de reacción
En cuanto al trigo, la situación es más estable, pero no por ello sin riesgos. El clima en el hemisferio norte mejoró y no hubo nuevas alertas sobre sequía en China. Esto ayudó a calmar los precios internacionales. En el plano local, Argentina cuenta con un saldo exportable superior a la demanda brasileña, lo que limita las posibilidades de una recuperación significativa de precios.
Aun así, Romano advierte que podrían darse algunas reacciones puntuales. “La fila de buques esperando cargar está creciendo y la cosecha gruesa concentra la atención de los productores. Esto podría generar algún faltante temporal de trigo disponible y cierta mejora de precios”, sugirió.
Respecto a la campaña 2025/26, la siembra de trigo marcha a buen ritmo. Sin embargo, las fuertes lluvias de mayo dejaron suelos saturados en el norte bonaerense y podrían recortar el área finalmente implantada. “Será clave monitorear la evolución en junio para ver hasta dónde se ajusta la intención de siembra”, concluyó.