La campaña agrícola 2025/26 en Estados Unidos se perfila como histórica para el maíz, con proyecciones que anticipan una producción récord que superaría los 395 millones de toneladas. Este notable incremento se atribuye a una expansión significativa del área sembrada y a condiciones climáticas favorables en las principales regiones productoras.
Maíz lidera la expansión agrícola en EE.UU.
Según el Departamento de Agricultura de EE.UU. (USDA), se espera que el área sembrada de maíz alcance los 94 millones de acres (aproximadamente 38 millones de hectáreas), representando un aumento del 5,2% respecto al ciclo anterior. Este crecimiento en la superficie cultivada, junto con un rendimiento proyectado de 181 bushels por acre, llevaría la producción total a 15.585 millones de bushels, equivalentes a 395,8 millones de toneladas métricas.

El Consejo Internacional de Cereales (CIC) también respalda estas proyecciones, estimando una producción de maíz en EE.UU. de 394,2 millones de toneladas para la campaña 2025/26, superando los 377,6 millones del ciclo previ.
Factores clave detrás del auge del maíz estadounidense
Diversos factores han contribuido a este auge en la producción de maíz:
Condiciones climáticas favorables: Se anticipa un clima propicio durante la temporada de crecimiento, lo que podría traducirse en rendimientos superiores al promedio.
Demanda sostenida: El uso interno de maíz en EE.UU. se mantiene alto, especialmente para la producción de etanol y como alimento para el ganado.
Competitividad en el mercado internacional: A pesar de una ligera disminución en las exportaciones proyectadas, EE.UU. continúa siendo un actor clave en el comercio mundial de maíz.
Además, la relación de precios entre la soja y el maíz ha influido en las decisiones de siembra de los agricultores. Con precios de la soja menos atractivos y una demanda internacional más incierta, muchos productores han optado por destinar más superficie al cultivo de maíz.
Implicaciones para el mercado global
La proyección de una cosecha récord en EE.UU. tiene implicaciones significativas para el mercado global de granos. Una mayor oferta podría ejercer presión a la baja sobre los precios internacionales del maíz, beneficiando a los países importadores. Sin embargo, factores como las condiciones climáticas en otras regiones productoras y las políticas comerciales internacionales también jugarán un papel crucial en la dinámica del mercado.