En medio del revuelo causado por los recientes brotes de fiebre aftosa en Europa Central, la Organización Mundial de Sanidad Animal (OMSA) salió al cruce de versiones alarmantes que circulan en redes sociales y medios digitales. El organismo internacional aclaró que no existe ninguna evidencia que respalde las teorías sobre un presunto ataque biológico como origen de los focos detectados.
La OMSA advirtió que la propagación de información falsa o distorsionada no solo dificulta el trabajo de los servicios veterinarios, sino que también alimenta una alarma social innecesaria. “La desinformación puede socavar los esfuerzos de respuesta y generar una alarma pública injustificada”, subrayó el comunicado oficial.
Brotes reales y teorías infundadas
Los casos confirmados de fiebre aftosa en países de Europa Central generaron una reacción inmediata de los servicios sanitarios, pero también desataron una oleada de especulaciones en redes, incluyendo la hipótesis de un ataque deliberado con fines biológicos. Para la OMSA, este tipo de narrativas carecen por completo de respaldo técnico y científico.
“Entre las versiones más extendidas aparece la sospecha de un ataque biológico. Rechazamos esa afirmación: no hay ningún dato que lo avale”, afirmó la directora general del organismo, Emmanuelle Soubeyran, quien apeló a la responsabilidad colectiva frente a la circulación de contenidos falsos.
Según el informe de seguimiento difundido por la OMSA, la cobertura mediática —sumada a publicaciones virales sin validación técnica— contribuyó a amplificar estas versiones, generando confusión entre productores, consumidores y autoridades.
La fiebre aftosa no afecta a humanos
En medio del ruido informativo, el organismo recordó que la fiebre aftosa es una enfermedad viral altamente contagiosa que afecta a animales de pezuña hendida, como bovinos, ovinos y porcinos. No representa un riesgo para la salud humana ni se transmite por el consumo de alimentos de origen animal.
Esta aclaración resulta crucial para evitar decisiones precipitadas en la cadena de comercialización o consumo, especialmente en países con mercados exportadores sensibles a los movimientos sanitarios.
“La fiebre aftosa es una enfermedad animal. No hay transmisión al ser humano”, recalcó el organismo con sede en París, que pidió a la prensa y al público general que se mantengan informados únicamente a través de fuentes verificadas.
Acceso a información verificada
Para seguir de cerca la evolución de la enfermedad, la OMSA recomienda utilizar herramientas como el Sistema Mundial de Información Sanitaria (WAHIS), que publica actualizaciones en tiempo real sobre brotes y zonas afectadas, o el sistema EIOS, desarrollado en conjunto con la Organización Mundial de la Salud (OMS), que monitorea fuentes abiertas con criterios epidemiológicos.

Además, se remarcó la importancia de seguir los reportes y actualizaciones emitidos por las autoridades veterinarias nacionales y por la Comisión Europea, que coordina las acciones sanitarias dentro del bloque.
En tiempos de alerta, la organización considera que la transparencia y la confianza en fuentes oficiales constituyen pilares fundamentales para coordinar respuestas eficaces. “Una buena comunicación puede marcar la diferencia entre el control rápido de un brote y su propagación descontrolada”, agregaron.
La desinformación, un nuevo riesgo sanitario
La OMSA insiste en que la circulación de noticias falsas se ha convertido en una amenaza adicional para la sanidad animal global. Al igual que en otras emergencias sanitarias, como la gripe aviar o la peste porcina africana, los rumores infundados pueden condicionar negativamente la toma de decisiones, generar rechazo a las medidas de control e incluso provocar pérdidas económicas injustificadas.
En esa línea, el organismo instó a gobiernos, medios y usuarios de redes sociales a verificar la información antes de compartirla, y a priorizar el asesoramiento técnico por sobre las conjeturas sin fundamento.
“En contextos de emergencia, la rapidez debe ir de la mano con la veracidad. De lo contrario, el daño causado por la desinformación puede superar al del brote en sí”, subrayó la directora general, Emmanuelle Soubeyran.