La última semana de junio marcó un punto de inflexión para las labores agrícolas en trigo de invierno en la Argentina. Con un escenario climático más benigno, caracterizado por la ausencia de lluvias relevantes y temperaturas moderadas, los productores lograron avanzar a buen ritmo con la implantación de trigo y cebada, dos cultivos que venían mostrando retrasos respecto de las campañas anteriores.
De acuerdo con el informe de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires, al 25 de junio la siembra de trigo alcanzó un progreso intersemanal de 12,4 puntos porcentuales, cubriendo 72,7% del área total proyectada, que asciende a 6,7 millones de hectáreas. Esta recuperación no solo permite acercarse al ritmo histórico, sino que además refleja un adelanto de 4,1 puntos frente al promedio de los últimos cinco ciclos agrícolas.
El contraste más claro se da en los departamentos del Núcleo Sur y el Centro de Buenos Aires, dos regiones que venían acumulando retrasos significativos debido al exceso de humedad en el perfil del suelo. En estos sectores, el promedio quinquenal marcaba una demora de hasta 22 puntos porcentuales respecto de la fecha actual. Sin embargo, el buen tiempo permitió reducir ese rezago a solo 3 y 12 puntos respectivamente, lo que devuelve confianza a los productores y operadores del mercado.
Mientras tanto, en el norte del país, los lotes más adelantados ya transitan el período de macollaje, una etapa clave del ciclo fenológico del cereal. Allí, la condición de cultivo se mantiene calificada como buena, favorecida por la disponibilidad de humedad residual acumulada en los suelos y una correcta implantación temprana.
La importancia de estos avances no es menor: el trigo ocupa un rol protagónico como cultivo de cobertura y generador de divisas. La expectativa de los productores es lograr un volumen que permita abastecer el mercado interno y sostener un saldo exportable que brinde ingresos en un contexto de alta volatilidad cambiaria.
La cebada también retoma ritmo, aunque persisten retrasos puntuales
La cebada, el segundo cereal de invierno en relevancia, presentó un progreso interquincenal aún más acelerado, de 26,1 puntos porcentuales, lo que le permitió cubrir 50,8% de las 1,3 millones de hectáreas previstas para esta campaña. No obstante, persiste una demora interanual de 12 puntos, producto de las dificultades de implantación en regiones clave, como el Norte de La Pampa-Oeste de Buenos Aires y parte del Núcleo Sur.
Según el reporte de la Bolsa de Cereales, estos sectores representan aproximadamente el 27% de la superficie total proyectada, por lo que su evolución resulta decisiva para consolidar los números finales de siembra. A pesar de ello, en los principales núcleos cebaderos del sur de Buenos Aires las labores mantienen un buen ritmo, con más del 50% de la superficie implantada y perfiles de humedad favorables que facilitan la incorporación del cultivo.
La cebada se consolida como una alternativa interesante tanto para el consumo forrajero como para abastecer la demanda de la industria cervecera, que en los últimos años incrementó su capacidad de molienda y procesamiento. Este año, además, las perspectivas de precios internacionales generan expectativas de márgenes positivos, siempre que se logre completar la siembra en las próximas semanas.
La cosecha de soja muestra rindes superiores al promedio y consolida la recuperación productiva
En paralelo al avance de los cereales de invierno, la cosecha de soja está entrando en su tramo final, con resultados que confirman un escenario productivo más favorable que el del ciclo anterior. Tras un progreso semanal de 1,8 puntos porcentuales, la recolección ya cubre 98,3% de la superficie apta, con un rendimiento promedio nacional de 29,8 quintales por hectárea. Este dato implica un salto de 15% frente al promedio de las últimas cinco campañas, aunque el incremento se modera al 4% si se descuenta la magra campaña 2022/23, muy afectada por la sequía.

La soja de primera ya alcanzó el 99,4% de avance de cosecha, mientras que la soja de segunda llega al 95,2%, con excelentes resultados en los lotes del centro y este de Entre Ríos, donde restan los últimos cuadros por recolectar. Según la Bolsa de Cereales, se observa un buen comportamiento sanitario y rendimientos homogéneos, lo que permite sostener la proyección de producción en 50,3 millones de toneladas.
Este volumen confirma un importante repunte productivo y constituye un factor de alivio para la generación de divisas, después de dos ciclos en los que el déficit hídrico redujo de manera drástica la oferta exportable.
El maíz mantiene rindes destacados, pero con demoras en el centro bonaerense
El maíz con destino grano comercial muestra también un balance positivo en términos de productividad, aunque la recolección progresa con mayor lentitud que en campañas precedentes. Durante la última semana, la cosecha avanzó 5,7 puntos porcentuales, alcanzando el 55,3% del área apta a nivel nacional. El rendimiento promedio se mantiene alto, en torno a 77,1 quintales por hectárea, dato que confirma una mejora considerable respecto de la campaña anterior.
En la provincia de Córdoba, epicentro de los planteos tardíos, las labores avanzaron 11 puntos en la semana, acumulando un progreso total del 44,3%, con un rinde medio de 79,9 qq/Ha, un 21% más que en 2023/24. Sin embargo, la significativa reducción de superficie implantada limita el efecto sobre el volumen total, que se mantiene proyectado en 49 millones de toneladas, es decir, un 5% menos que el ciclo previo.
En contrapartida, en el centro y oeste de Buenos Aires, la cosecha de maíces tardíos continúa demorada por la persistencia de excesos hídricos que impiden el ingreso de maquinaria. Allí, la diferencia interanual supera los 16 puntos porcentuales, lo que hace prever una extensión del calendario de cosecha al mes de julio.
La campaña agrícola 2025 deja ver un escenario mixto: mientras la cosecha gruesa confirma una recuperación significativa de la producción, los cultivos de invierno dependen de que las condiciones climáticas sigan siendo favorables en julio. El repunte de rindes en soja y maíz, sumado a la reactivación de la siembra triguera y cebadera, genera expectativas de un flujo sostenido de divisas y un mayor nivel de actividad en las economías regionales. Sin embargo, los productores se mantienen atentos a los pronósticos de lluvias que podrían complicar la finalización de la cosecha y demorar nuevas implantaciones.
La Bolsa de Cereales continuará actualizando semanalmente el avance de los trabajos y la evolución de los rindes, en un contexto que sigue mostrando desafíos, pero también oportunidades de recuperación productiva tras un período prolongado de inestabilidad climática.