Lobos fue escenario de una jornada clave para la el campo y la industria agropecuaria bonaerense. La empresa Biofilm inauguró su nueva planta de producción de fertilizantes biológicos y organominerales, un proyecto que apunta a abastecer el mercado local con insumos de alta calidad y tecnologías sustentables. La instalación, ubicada en el parque industrial de la ciudad, comenzó a operar con 40 empleados y proyecta duplicar su plantilla a medida que crece la demanda.
El evento convocó a referentes del sector público y privado, entre ellos productores, distribuidores, autoridades locales y legisladores nacionales. En ese marco, Palabra de Campo dialogó con el intendente Jorge Echeverry, quien destacó el valor estratégico de esta inversión para el desarrollo del distrito, al tiempo que reflexionó sobre los desafíos fiscales, la situación del agro y el rol que los municipios deben asumir en la nueva etapa del país.
Presión fiscal y autonomía municipal: una mirada crítica
Para el intendente, el entramado impositivo que afecta al campo y a los municipios debe reconfigurarse. Reconoció que comprende las limitaciones del gobierno nacional actual para eliminar de inmediato las retenciones, pero exigió una hoja de ruta clara: “Con que nos digan que las van a sacar en un degradé de tiempo, es suficiente. Lo social es importante, pero si hundimos al campo, no queda nada”.

También apuntó contra la provincia de Buenos Aires por lo que denominó un proceso de “municipalización sin presupuesto”. Explicó que en materia de seguridad, por ejemplo, la responsabilidad recae cada vez más sobre los gobiernos locales. “La policía bonaerense es 100% provincial, pero el año pasado la provincia puso 46 millones y nosotros, 210. ¿Se entiende?”, planteó.
En este contexto, Echeverry defendió las decisiones adoptadas desde su gestión: bajó un 50% en términos reales las tasas de seguridad e higiene, y más de 60% las guías y señales. Sin embargo, admitió que se encuentra limitado para seguir reduciendo la carga fiscal: “Desde que asumí venimos bajando, pero no podemos abastecer todo lo que la provincia nos transfiere. Es muy difícil cuando te piden desenredar una tanza sin cortarla”.
Caminos rurales y compromiso con el productor
Uno de los temas sensibles para cualquier municipio con base agropecuaria son los caminos rurales. En ese punto, Echeverry fue tajante: “Cuando asumí, agarré todo hecho bolsa. Hoy tengo más del 95% de cobros. El productor paga, siempre paga. Lo que no se hace es por falta de gestión”.
Él mismo recorre a diario los distintos accesos de Lobos por caminos alternativos, para verificar el estado de la red vial, la recolección de residuos o el alumbrado. “Soy de Elvira, el pueblo más alejado. Cuando era joven, no podíamos llegar al pueblo por el pantano. Teníamos que caminar por la vía para tomar el tren”, relató, con un tono de memoria vívida. “Hoy, aunque tuvimos una etapa seca, en diez años no se quedó pegado un solo camión en un camino principal”.
También se refirió al impacto indirecto que generó el nuevo Mercado Agroganadero de Cañuelas. Si bien no lo consideró transformador en términos económicos, sí valoró su eficiencia logística y el desahogo de rutas: “Es una buena salida. Libera tráfico. Todo suma para los que vivimos y producimos acá”.
Política, frustraciones y un objetivo claro: autonomía municipal
Jorge Echeverry no oculta su historia como productor. Su ingreso a la política, confesó, fue un proceso de muchas preguntas. “Los primeros dos años me pregunté muchas veces qué estaba haciendo. Pero hoy te puedo decir que se pueden hacer las cosas bien. Si no se roba y se trabaja, este país sale rápido”, afirmó.
Con mirada de mediano plazo, Echeverry planteó un objetivo ambicioso para su futuro fuera de los cargos ejecutivos: trabajar por la autonomía de los municipios. “Si lográramos que cada municipio sea autónomo y que luego envíe un porcentaje a Nación y a Provincia, la política quedaría en segundo plano. Si gobernás mal, te vas a los cuatro años”, sostuvo.
Se mostró satisfecho con lo realizado, aunque con la inevitable sensación de que siempre queda algo por hacer. “Si me toca terminar en 2027, me voy conforme. Pero voy a seguir peleando para que dejemos de depender de decisiones arbitrarias. Como decía mi viejo: para dir y venir, no vale ni dir”.