La reciente subasta del campo de Lázaro Báez en Uruguay marcó un hito en la recuperación de bienes vinculados a la corrupción en la región. Este evento, realizado en Punta del Este, tuvo como protagonista al campo “El Entrevero”, una propiedad de alto valor simbólico y económico. El terreno fue adquirido por Eduardo Costantini, empresario argentino y fundador de Nordelta, junto a Alejandro Camil, representante de un fideicomiso inversor, por un monto de 6.6 millones de dólares.
Un campo cargado de historia y polémica
El campo “El Entrevero”, ubicado estratégicamente entre José Ignacio y La Barra, en el departamento de Maldonado, abarca 150 hectáreas de tierras que combinan bosque, praderas y cercanía a zonas turísticas exclusivas. Este terreno había sido embargado en 2016 como parte de la investigación judicial sobre los bienes de Báez y su relación con operaciones de lavado de dinero en Argentina y Uruguay.
La propiedad, que permaneció años bajo administración judicial, se convirtió en un símbolo de los bienes adquiridos a través de maniobras ilícitas. Según informes, Lázaro Báez habría utilizado un entramado de sociedades para adquirir este y otros activos en el extranjero, en el marco de una red de corrupción durante su estrecha relación con el gobierno kirchnerista.
Costantini y Camil: los nuevos dueños de El Entrevero
La subasta, realizada en el hotel Enjoy de Punta del Este, generó una amplia expectativa entre empresarios y medios. Costantini, quien es ampliamente conocido por sus desarrollos inmobiliarios, declaró que la adquisición fue estratégica, no solo por su ubicación privilegiada, sino también por su potencial para futuros desarrollos sostenibles en la región.
Alejandro Camil, por su parte, representó al fideicomiso que también participa en la compra. Ambos inversores ven en este campo una oportunidad para transformar un símbolo de la corrupción en un modelo de producción y conservación agropecuaria.
Pablo Otero Muñoz, tercera generación de Otero Inmobiliaria, de Montevideo, que participó del proceso, dijo a La Nación: “Salió en un monto muy conveniente para el comprador. Es un predio que, una vez que se desarrolle, va a valer no menos de 50 millones de dólares. Acá podés sacar cerca de 500 lotes si metes cancha de golf. Si no haces cancha de golf, muchos más”.
El evento contó con la participación de compradores de diversos sectores y nacionalidades, pero la oferta ganadora de 6.6 millones de dólares se destacó por su visión a largo plazo y su compromiso con la región.
Un paso hacia la transparencia y la recuperación de activos
La subasta del campo de Lázaro Báez refleja un avance significativo en la lucha contra la corrupción y el lavado de dinero en América Latina. La venta de esta propiedad no solo genera recursos que se destinan a causas judiciales y sociales, sino que también envía un mensaje claro sobre la importancia de la recuperación de activos mal habidos.
El éxito de esta subasta demuestra cómo bienes que una vez estuvieron vinculados a prácticas corruptas pueden ser reintegrados a la economía de forma legítima, con proyectos que potencian el desarrollo sostenible y agropecuario.
Perspectivas futuras para El Entrevero
Los nuevos dueños planean invertir en infraestructura para convertir “El Entrevero” en un modelo de gestión integral que combine agroindustria y turismo de lujo. Además, se prevé la conservación de los espacios naturales que caracterizan al campo, lo que atraerá un mercado interesado en experiencias exclusivas y sostenibles.
Esta transformación será clave para reposicionar a la propiedad como un activo de alto impacto en el sector agropecuario, desvinculándola del pasado y proyectándola hacia un futuro transparente y productivo.