Todo es inundaciones. Casi 2 millones de hectáreas agrícolas y ganaderas están bajo el agua en 13 partidos del centro y sudoeste de la provincia de Buenos Aires. El relevamiento, realizado mediante imágenes satelitales por Pablo Ginestet, secretario de la Confederación de Asociaciones Rurales de Buenos Aires y La Pampa (Carbap), califica la situación como “muy grave”.
En las últimas semanas, precipitaciones de hasta 400 mm han generado anegamientos masivos, afectando cultivos a punto de cosecha, como el girasol, y reduciendo el espacio de pastoreo para la ganadería. Productores trabajan contra reloj para trasladar el ganado a zonas no inundadas, mientras se espera que el agua drene en un plazo de siete a diez días. Sin embargo, este volumen hídrico podría agravar la situación aguas abajo.
Regiones más afectadas y magnitud del daño
Según el informe de Carbap, los partidos con mayor impacto incluyen:
- Olavarría: 452.253 hectáreas afectadas.
- General La Madrid: 320.718 hectáreas.
- Laprida: 241.819 hectáreas.
- Benito Juárez, Gonzales Chaves, Coronel Pringles y Daireaux, con más de 100.000 hectáreas cada uno en condiciones críticas.
Más de 500.000 hectáreas están completamente inundadas y 1.450.000 presentan severos anegamientos. Los arroyos y canales colapsaron, y las rutas cortadas han dejado muchas zonas incomunicadas.
Impacto en la producción agropecuaria
Si bien esta región es predominantemente ganadera, las inundaciones también afectan cultivos estratégicos. “Muchos lotes de girasol que estaban listos para cosecha registran pérdidas importantes“, advirtió Ginestet.
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El agua sigue desplazándose por los sistemas de drenaje hacia la Laguna Alsina y Cochicó, así como al arroyo Vallimanca, lo que podría generar nuevos desbordes en los próximos días.
Histórico de inundaciones en la región
La última inundación de gran magnitud ocurrió en 2017, cuando más de 10 millones de hectáreas quedaron afectadas en Buenos Aires, La Pampa y otras zonas de la región pampeana. En aquel entonces, el daño productivo fue significativo y la recuperación demandó meses de trabajo y asistencia estatal.
Complicaciones adicionales y daños colaterales
Zonas del centro-oeste bonaerense, como Henderson, Carlos Casares, Pehuajó y 9 de Julio, recibieron entre 400 y 700 mm en 20 días, dificultando aún más la evaluación de las áreas afectadas. Las imágenes satelitales de baja resolución no logran dimensionar por completo el impacto, pero los reportes indican pérdidas de cultivos en vastas extensiones.
Además, en Bahía Blanca, donde un temporal dejó un saldo de 16 víctimas fatales, se informa sobre animales desaparecidos debido al avance del agua. En respuesta, la Asociación de Ganaderos y Agricultores de Bahía Blanca (AGA) inició una campaña de donaciones para asistir a los damnificados.
Lluvias extremas y cambios en la situación hídrica
El fenómeno de precipitaciones intensas no solo provocó inundaciones en Buenos Aires, sino que también modificó el escenario hídrico en la región núcleo. En febrero, se registró un promedio de 222 mm, casi el doble del promedio histórico del mes en los últimos 30 años.
Las localidades con mayores acumulados incluyen:
- Bigand (Santa Fe): 398 mm (segundo febrero más lluvioso en 19 años).
- Carlos Pellegrini: 337 mm.
- Rosario: 280 mm.
- Pergamino: 284 mm.
- Rojas: 279 mm.
En tanto, fuera de la región núcleo, 9 de Julio (Buenos Aires) batió récords con 427 mm, superando ampliamente su media histórica de 108 mm.
Perspectivas climáticas y riesgos futuros
Los pronósticos indican que las lluvias continuarán, con chaparrones y tormentas aisladas en los próximos días. El ingreso de un frente frío podría aliviar momentáneamente las temperaturas, pero el calor volverá a intensificarse desde el 10 de marzo.
La incertidumbre en el sector agropecuario es alta, sobre todo para los productores de maíz temprano, quienes necesitan varios días de sol para reanudar la cosecha.
Un desafío para el agro bonaerense
Las inundaciones en Buenos Aires ponen en jaque a la producción agropecuaria, generando pérdidas económicas y operativas. Los productores enfrentan la difícil tarea de minimizar el impacto en cultivos y ganado, mientras el agua sigue avanzando.
La historia reciente muestra que estos eventos climáticos extremos pueden repetirse con mayor frecuencia. Por ello, es crucial desarrollar estrategias de gestión del agua y adaptación climática, para mitigar los efectos de futuras inundaciones en la región.