Este fin de semana se repitieron los ataques a los silobolsas, que ocasionan pérdidas multimillonarias a los productores y cuyos motivos nunca son claros. La principal hipótesis son las motivaciones ideológicas. Pero los ataques no suelen coincidir con tensiones con el sector agropecuario, como ocurrió el fin de semana pasado en Esmeralda, Santa Fe.
Allí, unas 300 toneladas de soja quedaron esparcidas en el suelo tras la rotura intencional de un silobolsa.
Según el dueño del campo, los autores entraron en la madrugada del sábado y abrieron una bolsa y media solo con un cuchillo.
“Uno trata siempre de ser buena persona y trabajar honestamente. Y la impotencia ante estos hechos es tremenda”, dijo el productor santafesino ante el hecho ocurrido en el departamento Castellanos.
“Abrieron de punta a punta un silobolsa y medio de soja. No tenemos datos ni la más mínima idea de quién puede haber sido el autor. Se nota el filo del cuchillo de punta a punta de la bolsa: es un acto de inseguridad más y esta vez nos tocó a nosotros pero ya hubo otros casos en la zona lamentablemente. Hay casi 10 millones de pesos tirados en el suelo”, contó el productor –que no quise revelar su identidad- en declaraciones al portal de noticias TN.
“Un vecino vive a unos 300 metros, escuchó ladrar mucho a los perros, a eso de las 3 de la mañana del sábado. Nosotros nos enteramos por un amigo que pasó por el campo y nos avisó cerca del mediodía. Gracias a Dios la lluvia no llegó a causar daños porque cayeron unos milímetros”, agregó.
La semana pasada, la productora María Elisa Irastorza también había sufrido el ataque de dos bolsones en un campo alquilado en Maipú, provincia de Buenos Aires.
A nivel país ya se vandalizaron 217 silobolsas desde el año pasado y 48 en lo que va de 2021.
“Te dan ganas de llorar de impotencia. Me quedé shockeada porque sabía que no era algo dirigido a mi, sino contra el campo. No quiero que nada de esto me saque las ganas de seguir trabajando en el campo y de seguir adelante en esta actividad”, relató Irastoza ante el descubrimiento del ataque a los bolsones con silo de maíz picado tajeados de punta a punta.
“Todas las noches encerramos a la hacienda de recría para que coman silo y a la mañana los mandamos a alguna de las parcelas con verdeo. Eran dos bolsones con 200 toneladas de materia verde cada uno, que me costaron más de un millón de pesos producirlos y que estaban destinados como reserva de alimento de las vacas y de los terneros para todo un año”, relató al diario La Nación.
“Y no solo esa pérdida del alimento sino que teníamos un manejo previsto que ahora lo tenemos que cambiar sobre la marcha. No lo podés vender y para que el costo no sea mayor aun, en menos de un mes debo darle a la hacienda todo un alimento acopiado para un año”, agregó.