sábado 8 febrero 2025

Un ex funcionario de agricultura nos explica cuáles son las cuatro claves para potenciar al campo en los próximos años

Palabra de Campo entrevistó a Javier Preciado Patiño, quien se desempeñó como Subsecretario de Mercados y ademas es consultor en cuestiones vinculadas al agro y la producción.

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Según el experto, la Argentina debería volver a crecer en la producción de soja y para lograrlo habría que tomar algunas decisiones, entre ellas “poner el mismo derecho de exportación para la soja que para los cereales, porque no tiene sentido mantener una retención del 33% cuando cada vez recaudan menos porque hay menos producción” y por otra parte “”estimular la producción con más tecnología”.

P: ¿Qué estás viendo en el sector agropecuario y en la actualidad política y económica, vos que tenés tanta experiencia?

Lo primero es el clima. Vos le preguntás al chacarero, le pones todo sobre la mesa. Derechos de exportación, elecciones, brecha cambiaria y lluvias y te dice no, dame lluvias. Después hablamos de todo el resto y realmente estas lluvias de la segunda quincena de octubre le cambiaron el humor a la agricultura argentina porque llovió donde tenía que llover. Esto nos va a permitir avanzar con la siembra de maíz, que va a haber más maíz de primera que el año pasado. Vamos a sembrar la soja. El trigo realmente está terminando la campaña bastante bien.

En un momento venía muy para abajo las estimaciones y la perspectiva. El deterioro se frenó, queda algún tema de heladas, pero digamos estamos cerca de que pase lo que pasó en las últimas sequías. Que vos tenías una caída capaz que de un tercio de la producción como fue 2008-2009 y un rebote al nivel anterior a la siguiente y en 2017-2018 lo mismo. No fue tan pronunciada pero te rebota la productividad. Con lo cual una campaña hoy de 135 millones de toneladas entre los seis principales cultivos es algo con lo que podemos soñar. Y eso ya es bueno para el sector, es bueno para las comunidades del interior y va a ser bueno para el país.

P: Y también lo será para el próximo gobierno.

Digamos entre lo que es trigo y cebada nuestra estimación es que va a haber un piso de 3.600 millones a partir de diciembre para aquel que sea electo.  Arranca con eso en la billetera. Arranca con 3.600 palitos que es un número. Que no estuvieron este 2023. Este año hubo 2.000 millones entre los dos y yo me animaría a decir que 3.600 va a ser el piso. Ahora la pregunta que te haría el ministro de economía es cuando la tengo.

Ahí va a venir la macro, la política económica. Porque hoy el productor está en una situación de espera, quiere ver cómo se define la economía. Entonces sabemos que el trigo, sobre todo el trigo, en el periodo diciembre, enero, febrero, marzo te vende el 65% de toda la producción. Incluso hasta más.

Pero para que eso ocurra, vos tenés que darle una certeza de cómo va a funcionar el mercado. Si vas a achicar la brecha, qué va a pasar con los derechos de exportación, etcétera, etcétera. Entonces manejándolo bien, el productor y la cadena va a reaccionar y vas a tener un verano con dólares que se va a empalmar con lo que entre de soja y maíz a partir de marzo.

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Javier Preciado Patiño

P: Qué bueno esto que decís de “manejándolo bien”, porque no es algo al pasar, es clave, es determinante.

Claro, porque después termina pasando esto que muchas veces escuchamos, que por ahí quienes no tienen tanta noción de cómo se mueve el productor y de por qué comercializa, cuándo comercializa, o de qué decisiones va tomando durante el año. Un nombre de campo en su silobolsa es como que tenga dólares. Lo vas a cambiar ahora a 350, o bueno, ponerle con esto del 70-30, ¿o esperas?

P: Si no tengo necesidad, espero y veo qué pasa. Está bueno ponerse en el lugar del otro para responder esa pregunta.

Claro, es que la política tiene que ponerse en ese lugar, porque son procesos económicos sociales. Ha quedado demostrado este último año con los dólar soja. Porque nunca falta que te dicen, no, hay que ir y abrir los bolsos. Vos estás loco. Es imposible, no funcionan así las cosas. Entonces, lo que se hizo fue algo que es razonable, decir, bueno, te doy un tipo de cambio especial durante este periodo de tiempo e impulso a la venta. Y funcionó bien, porque sobre todo en el 2022, en septiembre, fueron millones de toneladas, no me acuerdo si fueron 12 millones de toneladas, que entraron en el circuito y generaron alivios sobre las reservas bancos centrales. Entonces, la política, la política económica tiene que partir de esa base. Los mercados funcionan de determinada manera, entonces lo que uno puede hacer es estimularlos o desestimularlos.

P: ¿Qué tenemos que hacer para que el productor gane confianza, comercialice lo del trigo que vos acabas de mencionar? ¿Qué hacemos con el tipo de cambio? ¿Qué hacemos con las retenciones?

Con el tipo de cambio todos los economistas te dicen que hay que cerrar el tema de la brecha, con lo cual estás hablando de una devaluación. Habrá que ver de qué magnitud y cuándo, pero la ortodoxia siempre ha recomendado hacer las devaluaciones durante el verano para poder agarrar la cosecha gruesa con el tipo de cambio nuevo.

Esa es como una norma que no es cristal, pero que siempre ha funcionado así. Y por otro lado, este tipo de cosas también se dice que hay que hacerlas apenas entras en el gobierno. Entonces, me imagino que habrá que, junto con eso, armar toda una red de contención social para mitigar los daños colaterales de una devaluación de esa magnitud.

Después viene otro tema que yo creo que es muy importante, y donde ya sí ahí entramos específicamente en la política agraria, que es la cuestión de los derechos de exportación. Y lo primero que hay que hacer es, desde mi punto de vista, recuperar la producción de soja que viene para atrás y es, hasta el día de hoy, nuestro principal complejo exportador. Qué bueno que menciones esto, porque mucha gente cree que todos los productores de soja se han llenado de plata, y yo lo que les explico es, si fuera tanto negocio, hubiera crecido el área de siembra o la producción del cultivo, y no es así.

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El otro día lo explicó muy bien Rodolfo Rossi, en una charla que tuvimos muy linda, él decía, el problema de la decadencia de cultivo de la soja empezó en 2016, cuando el gobierno de Cambiemos le elimina el derecho de exportación al maíz y al trigo, lo ponen cero, y le deja el 30 a la soja. Entonces genera una tal distorsión en los márgenes de los cultivos que empezó a caer y teníamos 60 millones de toneladas de soja y estas últimas campañas tuvimos 44, sin contar esta la sequía, no es excepcional. Entonces, yo creo que lo primero que hay que hacer es poner el mismo derecho de exportación para la soja que para los cereales. Porque no tiene sentido mantener una retención del 33 cuando cada vez recaudan menos porque hay menos producción.

Y por otro lado, no es que, como antes podía llegar a pasar, que si la Argentina produce poco el precio mejora. Hoy con un Brasil que te produce 150, 160 millones, ya no movemos casi el amperímetro. Me parece que esa medida de igualar los derechos de exportación entre todos los cultivos, por lo menos los que compiten entre sí, que serían soja, maíz y trigo, por el doble cultivo de trigo y soja, hay que hacerlo.

La segunda medida es que hay que estimular la producción, la tecnología en la soja. Porque si te fijas y ves que viene una sequía, el maíz pierde un 25% de la producción, la soja pierde la mitad. Con la misma seca, con el mismo golpe de calor. Ahora, ¿por qué? Porque hay una cantidad de tecnología volcada en maíz que no está en la soja. La soja se cultiva menos fertilizado, tenés uno o dos traits biotecnológicos ahí, y nadie invierte poco y nada en germoplama porque no es negocio.

Entonces, hay que preservar al agricultor familiar, al campesino, hablando de ese segmento, que si quiere guardar semilla la guarde, no es la cuestión. Ahora, muchachos, de ahí para el pool de siembra, la gran empresa agropecuaria, todos a pagar royalties por el germoplasma y la tecnología. Brasil está pasando por encima. Es una conducta autoleciba porque no pagás y cada vez recibís peor servicio en términos de genética. Es lógico que si el productor puede guardar y sembrar, lo haga, ahora acá la decisión es una decisión política. Sé que este va a protestar, pero el interés nacional nos dice que hay que pagar por la tecnología que está dentro de la semilla.

El tercer punto tiene que ver con los contratos accidentales, que es esto que yo siembro, te alquilo el campo, esta campaña y la campaña que viene tengo que volver a ver si lo puedo tener. Entonces esto me impide programar a mí una rotación, me impide hacer un buen plan de fertilización, porque no le voy a dejar lo que puse en el suelo de fósforo y azufre, porque no sé que si voy a poder explotarlo yo.

Entonces es un tema sobre el cual algunas de las entidades se oponen, pero abiertamente, pero me parece que otra vez el interés nacional es, tenemos a la soja como el cultivo menos fertilizado, con menos tecnología y con menos rotación. Hagamos lo siguiente, eliminemos el contrato accidental, y todo contrato de arrendamiento de campo se hace por tres años, pautado libremente entre propietario y arrendatario. Es decir, podemos decir que el año que viene se va a ajustar según esto, según lo otro, etcétera, etcétera, pero yo sé que ese campo lo tengo por tres años, entonces yo ahí puedo planificar algo. La soja es el cultivo menos fertilizado, son un desastre, incluso hasta de nitrógeno es difícil, es una cosa tremenda.

Y la cuarta es llevar adelante lo que está planteado en la ley de promoción agrobioindustrial, que es bonificar o permitir un descuento adicional en ganancias para el uso de semillas fiscalizadas, que tiene que ver con esto del uso propio y para la fertilización. Así que si yo compro fertilizantes y pago 100 por el fertilizante, pueda descontar ganancias por 150. Así que yo creo que esas son las cosas que sí se tienen que resolver desde el punto de vista de la política agropecuaria y que va a ser uno de los motores para empezar a despegar.

P: ¿Cómo ves el 2024 a partir de la campaña agrícola?

Si sigue lloviendo, la gruesa también va a ser buena. Esto es paso a paso, pero lo primero es poder sembrar todo lo que se quiere sembrar. Que no nos agarre un febrero de ola de calor. La buena noticia es que el mundo está muy justo de stocks. De stocks, de alimentos y más allá de las variabilidades que pueda haber en el mediano plazo cualquier situación que se produzca en cualquiera de las regiones productoras le pega muy fuerte a los precios. Y eso a nosotros nos da un respiro de que vamos a tener un año bueno.

Hasta ahora en el comercio exterior había un gran motor fuera de borda, que era el agro, que hoy te genera dos tercios de los dólares, más o menos. Y prontamente va a haber un segundo motor, que es la energía, el gas, el petróleo, y un tercer motor que va a ser la minería, el litio, y un cuarto motor que va a ser la energía del conocimiento. Entonces el hecho que en los próximos cuatro años ya no seamos tan dependientes como sociedad de los dólares que genera el agro, abre la oportunidad fenomenal de poder repensar todo el esquema tributario del sector. Va a hacer falta, por supuesto, una dirigencia inteligente, con capacidad de diálogo, de convencer, creo que el Consejo Agroindustrial lo tiene esa capacidad, de sentarse y decirle, bueno señores, miren, hoy nosotros aportamos tanto, pero ya aporta tanto la minería, tanto la energía y tanto el conocimiento. Repensemos el tema impositivo, y me parece que es un faro allá, lejos, pero que nos va iluminando para donde tenemos que ir.

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