En abril de 2025, el precio de la carne vacuna en Argentina registró un nuevo incremento del 4,1%, consolidando una suba acumulada del 24,07% en lo que va del año. El dato fue difundido por el Instituto de Promoción de la Carne Vacuna Argentina (IPCVA) y vuelve a encender la alarma en un contexto de alta sensibilidad económica. El aumento mensual superó cómodamente a la inflación general estimada por consultoras privadas, que se ubicó entre el 2,7% y el 3,5%.
Esta suba coloca a la carne como uno de los alimentos que más presión ejercen sobre el bolsillo de los argentinos y también sobre el índice de precios al consumidor, en un contexto donde los alimentos y bebidas no alcohólicas continúan liderando los aumentos mensuales.
Aumentos por región y tipo de comercio
El informe del IPCVA muestra que los precios de la carne vacuna variaron según la región y el canal de comercialización. En el Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA), el precio promedio por kilo se ubicó en $11.465, mientras que en otras ciudades del interior los valores fueron aún mayores: $12.061 en Rosario y $12.116 en Córdoba.
Las carnicerías mostraron un ritmo de suba más acelerado, con un aumento del 4,8% mensual, frente al 2,6% registrado en los supermercados. Esta diferencia refleja tanto el tipo de abastecimiento como las condiciones de compra al por mayor que pueden obtener las grandes cadenas.
Entre los cortes que más subieron se destacan la nalga, el osobuco y la paleta, todos con alzas superiores al 6,5%mensual. Estos cortes de consumo popular impactan directamente en los hábitos alimentarios de los sectores medios y bajos.
Pollo y cerdo: ¿refugio frente a la carne vacuna?
La tendencia alcista de la carne vacuna ha provocado cambios en los patrones de consumo. Algunos sectores de la población comenzaron a volcarse a otras proteínas animales como el pollo o el cerdo, aunque estos también mostraron incrementos en sus precios.
En abril, el pollo fresco entero se encareció un 10,7%, mientras que el pechito de cerdo subió 3,1%. Si bien la carne porcina continúa siendo más barata en promedio que la vacuna, su aumento es sostenido y podría recortar esa brecha en los próximos meses.
No obstante, la carne vacuna sigue liderando el consumo per cápita en el país, con un promedio que ronda los 46,4 kilos por habitante por año, según datos del IPCVA. Esta cifra, sin embargo, marca uno de los niveles más bajos de las últimas décadas, reflejo de un contexto de pérdida del poder adquisitivo y cambios culturales.
¿Qué factores explican los aumentos?
Entre las causas que explican este comportamiento de precios, el informe del IPCVA menciona el impacto de la inflación general, el incremento en los costos logísticos y de alimentación animal, y también la reducción de la oferta de hacienda en los principales mercados concentradores, como el Mercado Agroganadero de Cañuelas.
A esto se suma el aumento en los precios internacionales de insumos vinculados con la producción ganadera y un clima de incertidumbre económica que condiciona la toma de decisiones tanto de productores como de consumidores.
También influyen los niveles de exportación. En marzo, las ventas externas de carne vacuna se mantuvieron en torno a las 50.000 toneladas, con China como principal destino. Si bien los precios internacionales se mantuvieron estables, cualquier alteración en esa dinámica podría repercutir en los valores del mercado interno.
Repercusiones en la inflación y el poder de compra
El rubro “Carnes y derivados” tiene un peso considerable dentro del Índice de Precios al Consumidor (IPC) que elabora el INDEC. En marzo, por ejemplo, la categoría de alimentos y bebidas no alcohólicas —en la que se encuentra la carne— subió 5,9%, impulsada en gran parte por los cortes vacunos.
Con el dato de abril, se espera que este rubro vuelva a influir fuertemente en el índice mensual, afectando especialmente a los sectores de menores ingresos que destinan un mayor porcentaje de su presupuesto a la compra de alimentos.
El poder adquisitivo de los salarios reales sigue en retroceso, y eso condiciona tanto el consumo como la dinámica del mercado de la carne. Aunque los aumentos no alcanzan aún niveles descontrolados, sí consolidan una tendencia que empuja hacia el recorte de porciones o el reemplazo por alimentos más económicos.
Perspectivas para el resto del año
Hacia adelante, la evolución del precio de la carne dependerá de múltiples factores: el comportamiento del tipo de cambio, el ritmo inflacionario, el nivel de exportaciones y la recuperación (o no) del consumo interno.
Los analistas del sector prevén que los aumentos continuarán en los próximos meses, aunque a un ritmo más moderado si se mantiene el tipo de cambio relativamente estable y la oferta de hacienda logra sostenerse.
Sin embargo, la tensión entre precios, consumo e inflación seguirá marcando la agenda del mercado cárnico en el corto plazo.