Las lluvias récord en el norte bonaerense durante mayo de 2025 dejaron su huella en el corazón agrícola de Argentina. Según la Bolsa de Comercio de Rosario, en localidades como Chacabuco, el acumulado mensual alcanzó los 498 milímetros, más del doble del máximo histórico registrado en las últimas dos décadas. Este exceso hídrico paralizó la cosecha gruesa y complica gravemente la siembra de trigo, particularmente en una zona que representa el 20% del área triguera de la región núcleo.
En contraste con mayo de 2024, cuando llovieron apenas 8 mm en promedio, este año la región cerró el mes con una media de 110 mm, y en 13 estaciones meteorológicas los registros superaron los 130 mm. Esta situación dejó al 40% de la región núcleo con suelos saturados y excesos de agua.
La siembra de trigo arranca con fuertes obstáculos
Según los técnicos de la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR), la intención de siembra de trigo para esta campaña se mantiene en alza respecto al ciclo anterior, con un aumento estimado del 10% que llevaría la superficie sembrada a 1,66 millones de hectáreas. Sin embargo, las condiciones climáticas han trabado el inicio de la siembra, que a esta altura solo alcanza un avance del 2%, muy por debajo del 12% logrado en igual fecha de 2024.

En el noroeste bonaerense y zonas claves como Pergamino, Rojas, Salto, Colón, Arrecifes o San Pedro, muchos lotes aún no han sido barbechados, no se puede acceder a los campos por el barro y la disponibilidad de semilla se concentra en variedades de ciclo largo, poco aptas para fechas tardías. En este contexto, los técnicos proyectan una caída significativa del área triguera, especialmente en el centro y norte de Buenos Aires.
“Es una incógnita cuánto se va a sembrar. Hay cero movimiento: ni sembradoras ni gente preguntando por insumos”, resumen desde General Pinto.
La falta de variedades de ciclo corto y la baja rentabilidad agravan el panorama. En campo alquilado, la siembra de trigo podría dejar pérdidas de hasta 61 dólares por hectárea, mientras que en campo propio el resultado es positivo pero limitado: unos 90 dólares por hectárea. Solo en combinación con soja de segunda se mejora el margen, lo que resalta el valor estratégico del cereal en la rotación.
El frío ayuda, pero el tiempo corre
La llegada de heladas intensas a fines de mayo trajo un alivio parcial. En zonas como Hernando y Carlos Pellegrini se registraron mínimas de hasta -3 °C. Estas temperaturas favorecen el secado de suelos y el control natural de plagas como la chicharrita, que había reaparecido en maíces guachos. Sin embargo, el retraso en el calendario es una amenaza seria para la siembra fina: si las condiciones no mejoran de inmediato, muchos productores podrían abandonar sus planes de trigo y pasar directamente a la campaña gruesa.
Desde San Pedro, los técnicos advierten que se necesita al menos un mes entre el cese de las lluvias y la siembra, considerando el tiempo necesario para secar los suelos, realizar barbechos y aplicar herbicidas sin riesgo de fitotoxicidad. Pero mayo ya terminó, y las lluvias de esta semana volvieron a acumular hasta 30 mm en sectores que ya estaban saturados.
Subzonas con realidades muy diferentes
En Carlos Pellegrini, la intención es sembrar un 10% más trigo que en 2024, gracias a una cosecha ya finalizada y buenos perfiles hídricos. Desde Corral de Bustos, en Córdoba, también mantienen el optimismo: “El contexto económico no entusiasma, pero la humedad en el perfil y los beneficios agronómicos del trigo sostienen la decisión de mantenerlo en la rotación”, explican.

En Bigand, el exceso de humedad todavía impide avanzar con la siembra. Los ingenieros estiman que, de mejorar los márgenes, los productores destinarían esos recursos a mejorar la nutrición nitrogenada del cultivo.
En cambio, la situación en el oeste bonaerense es crítica. En 9 de Julio, el 50% de la soja aún no fue cosechada y grandes superficies permanecen bajo agua. Los caminos rurales están cortados desde abril, y muchos lotes son inaccesibles incluso a caballo. “En estas condiciones, la siembra de cultivos de invierno será prácticamente nula”, advierten.
El cierre de la soja, otra carrera contra el clima
En San Pedro, Baradero y Arecifes aún resta levantar entre el 10 y 20% de la soja de segunda, cuyos granos presentan alta humedad (17%). En Pergamino y otras localidades, aunque parte del agua se infiltró, los encharcamientos siguen vigentes. Mientras tanto, en Carlos Casares aún queda un 30% sin trillar, y la fatiga de los productores es evidente tras dos meses de lluvias ininterrumpidas.
Perspectivas sin lluvias para el inicio de junio
Según el pronóstico del Servicio Meteorológico Nacional, el período hasta el miércoles 4 de junio se caracterizará por tiempo estable, sin lluvias y con heladas. Las mínimas se mantendrán entre -2 y 0 °C hasta el 1 de junio, y luego se espera un ascenso gradual. Las reservas de agua son óptimas o excesivas en el este de la región núcleo, por lo que no se necesitan nuevas precipitaciones en los próximos quince días. Sin embargo, el desbalance hídrico este-oeste comienza a preocupar de cara al desarrollo de la campaña de granos finos.