A comienzos de este año el Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa) declaró la emergencia fitosanitaria por la plaga de tucura sapo en las provincias Chubut, Río Negro y Santa Cruz. En este contexto, técnicos del Senasa, del Ente de la región Sur y del INTA brindan recomendaciones para el monitoreo y el control de este insecto perjudicial para el agro.
Conocida como tucura sapo, Bufonacris claraziana es una de las especies más dañinas para el recuso forrajero en la región patagónica porque consume prácticamente todo el material verde que encuentra a su paso, desde los tiernos pastos de los mallines hasta los más duros de la estepa.
“El manejo preventivo es el eje principal para combatir a esta plaga”, señaló Valeria Fernández Arhex, especialista del INTA Bariloche e investigadora del Conicet (IFAB) y explicó: “La vigilancia permanente permite la emisión de alertas y el control temprano”.
La finalización del invierno marca la necesidad de iniciar la actividad de monitoreo de los establecimientos ganaderos para detectar los primeros nacimientos de tucuras en campos rionegrinos en la zona de Yamaniyeu –departamento de 25 de Mayo– e identificar las mosquitas, en las etapas tempranas del ciclo de vida de la plaga, sobre las cuales el control es mucho más eficaz.
Al respecto, Guillermo Oliva Tagle –presidente del Ente de la Región Sur– destacó la importancia del manejo preventivo: “La falta de control de tucuras sapo en el momento adecuado puede provocar un aumento de densidad poblacional tan alto que, aun adoptando distintos métodos de control, no se logre bajar la cantidad de insectos y eso genere pérdidas económicas significativas para el productor”.
Las tareas de monitoreo comienzan en los sitios en los que se registraron posturas u ovoposiciones (colocación de huevos) en temporadas anteriores. Es importante identificar y registrar esos sitios, observar si existen orificios en el suelo y comprobar la presencia de huevos. En caso de detectar huevos o nacimientos, la Emergencia Fitosanitaria establece la obligación de realizar la denuncia en forma previa, simultánea o posterior a la acción de control. Además, es necesario referenciar el sitio y registrar las especies vegetales y las condiciones del paisaje.
De acuerdo con Francisco Azzaro, técnico del Senasa, “si en el monitoreo se detectan nacimientos, es fundamental realizar pulverizaciones con tucuricidas registrados y autorizados por el Senasa, utilizar los elementos de protección personal y garantizar el uso seguro y responsable de productos fitosanitarios”.
Además, Azzaro señaló que el cebo tucuricida, formulado a base de salvado de trigo e insecticida, es muy eficaz en el control.
La aplicación de los productos químicos debe realizarse mediante el uso de equipos terrestres como motomochilas, pulverizadoras autopropulsadas y de arrastre con botalón o lanzas.
Si bien el momento óptimo de control ocurre en los primeros estadios ninfales, ante una situación de estallido poblacional, estas medidas deben implementarse en todos los estadios para interrumpir el ciclo, detener o ralentizar el aumento poblacional de la plaga.
Además del control químico, existen especies de mamíferos, reptiles y aves que se alimentan de estos insectos plaga como la Loica común, Tero, Sobrepuesto común, choique, Becasina común, Bandurria, Cachirla común, Pico de plata, Gaucho Serrano, lagartijas y aves de corral que son capaces de regular la población de tucuras y beneficiar al ambiente.
En esa línea, la especialista del INTA señaló que comenzaron el estudio de alternativas de control para evaluar la factibilidad de las tucuras como fuente alimenticia para peces, cerdos y aves de corral.
“Estamos buscando soluciones alternativas e innovadoras que fomenten la sostenibilidad y la autosuficiencia de la producción de proteínas de la Argentina”, concluyó Fernández Arhex.