Brasil: ¿por qué hay un boom de los commodities en el país vecino?

Múltiples factores impulsan la preponderancia del país vecino en el mercado agrícola y hay algunas políticas que Argentina podría replicar para recuperar terreno en ese sector.

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Múltiples factores impulsan la preponderancia del país vecino en el mercado agrícola y hay algunas políticas que Argentina podría replicar para recuperar terreno en ese sector.

En el último tiempo, Brasil tomó el mando de la producción de granos y desplazó a EEUU como el mayor exportador de maíz del mundo y planea hacer lo mismo en cuanto a la producción de algodón. Las proyecciones de las autoridades agrícolas estadounidenses sugieren que esa tendencia se mantendrá para el próximo año, periodo en el que el país hermano podría cosechar cerca del 10% del maíz y del 40% de la soja a nivel global.

Justo al lado de la Argentina, un gigante amenaza con hacerse del mercado de granos mundial. Su cercanía con las grandes economías emergentes y su intención de desdolarizar las transacciones prometen modificar el tablero del mercado de los commodities. Pero, ¿qué hay detrás de este éxito del agro brasileño? Superficie geográfica, programas de financiamiento para el sector y un volumen sin precedentes en la producción imponen al gigante sudamericano “a la fuerza”. Pero también, lo cierto, es que Brasil ha hilado fino en el tejido agropecuario.

En Brasil, la producción combinada de soja y maíz ha experimentado un notable crecimiento, “superando más de tres veces los volúmenes registrados a principios del año 2.000”, comienza explicando Ariel Tejara, responsable del Departamento de Análisis de la corredora Grassi S.A, en declaraciones a Ámbito. En la última campaña, se estima que la producción de soja “superó los 150 millones de toneladas y la de maíz alcanzó los 130 millones de toneladas, según datos del Departamento de Agricultura de EEUU (USDA, en inglés).

Brasil: factores y aspectos técnicos detrás del boom del agro

“Este impresionante aumento en la producción se atribuye a una serie de factores clave, incluyendo políticas económicas favorables al sector, tecnificación y una expansión significativa de la superficie destinada a la siembra“, advierte Tejara.

Según el analista de Grassi, uno de los aspectos técnicos que ha contribuido a este crecimiento es el aumento de los rendimientos por hectárea que, en el caso de la soja, los aumentaron aproximadamente un 25% desde el año 2.000, llegando a un promedio nacional de alrededor de 35 quintales por hectárea en el último ciclo. En cuanto al maíz, los rendimientos mejoraron en casi un 90%, alcanzando 61 quintales por hectárea en la última campaña.

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Y, en cuanto a la expansión de la superficie cultivada y cosechada, en el caso de la soja, se triplicó desde principios del milenio, “llegando a aproximadamente 44 millones de hectáreas en la campaña 2022/23″, asegura Tejara. En el maíz, la expansión de la superficie está cerca al 70%, alcanzando los 22,4 millones de hectáreas en el último ciclo.

Así, al comparar la situación de Brasil con la de ArgentinaDante Romano, profesor del centro de Agronegocios y Alimentos de la Universidad Austral, explica a este medio que el país vecino tiene un gran espacio para seguir expandiendo su agricultura de manera sostenible. Eso lo posiciona como una potencia agrícola aún mayor de cara al futuro. “Esta expansión está cambiando la dinámica regional y diluyendo la influencia de Argentina”, advierte.

La estrategia de Brasil para expandir la frontera agrícola

En los últimos 15/20 años, Brasil ha seguido una estrategia clara para expandir su frontera agrícola hacia el norte, “especialmente en regiones como Mato Grosso”, indica Teo Zorraquin de la consultora Zorraquin+Meneses a este medio. El gigante sudamericano capitalizó tecnologías disponibles en “genética, biotecnología y fertilización, adaptándolas según sus necesidades”.

Además, agrega, han mantenido “políticas favorables para el sector agrícola, sin retenciones a las exportaciones ni restricciones a las importaciones, y han mantenido estabilidad macroeconómica en aspectos como inflación y tipo de cambio”, sostiene Zorraquin sin ánimo de comparar.

Esta estrategia incluye la promoción de una fuerte inversión privada, así como una acaudalada inversión pública en infraestructura, como rutas y comunicaciones, en instalaciones industriales y puertos. “Los productores agropecuarios tienen la voluntad y la capacidad para aprovechar estas oportunidades”, sostiene el experto en agro que añade: “Aunque no está exento de desafíos, este enfoque ha establecido un rumbo claro y sostenido en el tiempo para el desarrollo agrícola en Brasil”.

Tal es el peso de Brasil como productor de granos en el mundo que, mientras que la sequía que padeció Argentina en la campaña 2022/23 y que provocó una caída de más de la mitad de la producción prevista para el período, no afectó a la baja los precios internacionales de la soja, sino que, por el contrario, subieron ese año, cuando fue el turno de Brasil, que en 2021/22 sufrió iguales condiciones, estos sí reaccionaran al alza. “Eso marca como el peso relativo de los países ha ido cambiando”, resume.

Así, para Romano, se confirma que, “en Argentina, hemos quedado en un segundo plano” y explica que esto tiene mucho que ver con el avance productivo de Brasil.

Desarrollo agrícola de Brasil: apoyo estatal, la clave

Guido D’Angelo, economista de la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR) resalta que el crecimiento agrícola en Brasil se debe a políticas sostenidas de promoción a la agroindustria, “como el Plan Safra desde 2003”, que ofrece créditos a productores de todos los tamaños. Compara que, mientras Argentina ha recaudado cerca de u$s200.000 millones del campo a través de derechos de exportación entre 2002 y 2021, Brasil inyectó casi igual monto (alrededor de u$s190.000 millones) al agro, principalmente a través del plan mencionado.

De hecho, este año, el Plan Safra planea otorgar u$s76.000 millones en créditos a los productores. Claro que en esto hay también un componente de “suerte” o fortuito, como se lo quiera llamar. Y es que, por otra parte, D’Angelo menciona que, mientras que Argentina sufría las inclemencias del clima, a Brasil prácticamente “no le faltó ni una gota agua”.

Eso derivó en una de “las mejores cosechas de la historia brasileña”, lo que, sumado a un “sostenido marco institucional”, le permite al país vecino aprovechar al máximo esta robusta producción.

Sin duda, un tema que deberá enfrentar el próximo gobierno es la competitividad del agro argentino; independiente del ingreso a un bloque geopolítico como los BRICS, puesto que el crecimiento de la producción en Brasil, en alguna medida, ha evidenciado que impone amenazas a los precios locales e internacionales. Un modelo a imitar para la Argentina, sin dudas, en pos de ser más competitiva en el mundo.

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SourceReuters