Mientras avanzan la cosecha y la comercialización de la actual campaña agrícola, el Gobierno espera ansioso el ingreso de “los dólares del campo” que podrían darle un respiro a la economía.
En este sentido, un estudio del Instituto de Estudios sobre la Realidad Argentina y Latinoamericana (IERAL) de la Fundación Mediterránea sostiene que, entre junio y agosto, el ingreso de “agrodólares” aumentaría un 47% en comparación con el mismo período del año pasado y que podría llegar a los 128 millones de dólares diarios, es decir, poco más del doble de los US$60 millones que el Tesoro comenzó a vender el lunes para abastecer al mercado y atenuar la volatilidad de la moneda estadounidense.
Juan Manuel Garzón, economista y responsable del informe, asegura: “La campaña agrícola superaría las 130 millones de toneladas, lo que representa un 30% más versus la del año pasado”.
Son 30 millones de toneladas adicionales que equivaldrían, según precios y momentos de venta, a US$ 6000 millones de dólares extra que se van a volcar a la economía: “Es una cifra importante en un año en que el dólar tiene todas las miradas”.
“El agro es como tener una buena carta en un partido de truco, te alcanza para ganar una mano pero no una partida”, asegura Garzón y explica: “Para tener una referencia, el valor de la actual campaña agrícola, es decir, de las exportaciones agroindustriales, es de US$ 28.000 millones y una cifra similar es la que el año pasado fue al colchón de los argentinos, sacándolos del sistema”.
El agro genera muchos dólares que ingresan a la economía pero, por otro lado, existe una demanda insaciable, basada en la desconfianza, que lleva a atesorar en dólares: “Eso es lo que muchos denominan fuga, pero en realidad es atesoramiento y el campo sólo no puede aportar los dólares que quiere tener la gente y los que necesita el Gobierno”.
Según Garzón, el pico de liquidaciones se daría entre mayo, junio y julio, meses claves para la gestión de Mauricio Macri. Sin embargo, asegura: “Para lograr estabilidad, deben cambiar otras variables de la macro economía, tales como la baja del riesgo país, de las tasas de interés que paga el Banco Central y una estabilización de la inflación. Si esto no cambia, es imposible que el campo gane el partido sólo”.
¿Cómo es el mecanismo por el cual ingresan los dólares del campo?
La mayoría de las empresas que compran soja en la Argentina tienen origen internacional. Son pocas, multinacionales y traen el dinero del exterior para pagar los commodities a los productores locales. Esas empresas tienen el dinero en el exterior porque, de esa manera, el negocio es más eficiente a nivel financiero, si se compara con lo que ocurre en la banca local.
El exportador ingresa los dólares a la Argentina para pagar la soja, el maíz o los cultivos que sean según la época del año. Cuando esos dólares entran al país, según el funcionamiento del mercado de cambios, el exportador debe “liquidar” la moneda estadounidense y lo hace en la entidad que mejor pague el tipo de cambio. Los contratos con los productores se pueden hacer en dólares pero el pago se realiza en pesos al tipo de cambio comprador del Banco Nación que se publica todos los días a las 15 horas.
Una vez que el productor acelera el ritmo de ventas, tal como ocurre por estos días con la soja o el maíz, las exportadoras ingresan mayor cantidad de dólares al país para poder transformarlos en pesos y pagarle a los productores: por ese motivo, hay una relación bastante directa entre la evolución de ventas del productor y la “liquidación” de divisas del exportador, ya que a medida que va comprando más volumen, debe traer más dinero del exterior para pagar los granos.
El movimiento en las rutas de camiones llegando a los puertos indica que desde que comenzó abril, se aceleró fuerte la venta de granos. Esas operaciones que se concretaron se pagan a los 5 (cinco) días hábiles de haberse pactado. El productor envía la mercadería y, si se cumplen todas las cuestiones formales del contrato, el exportador paga.
En cuanto a la venta, el productor tiene distintos canales para hacerlo: puede ocurrir que el productor venda a un acopio de su zona o que lo haga directamente al exportador a través de un corredor, pero en la práctica la liquidación de divisas es la misma porque el acopio traslada la venta rápidamente para no tomar riesgos innecesarios. No hay un único canal, pero todos operan de formas similares.
Una vez que el exportador tiene los granos, puede procesarlo (convertirlo en un subproducto y agregar valor) o directamente ponerlo en un barco que viajará muchos días hasta llegar a destino.
La operatoria es simple, sin embargo en el pasado operaban controles más estrictos y se monitoreaba el ingreso de divisas. Existía un lapso para liquidar los dólares para evitar que las empresas exportadoras pudieran manipular el mercado de cambios, teniendo los dólares y esperando una posible devaluación o corrida bancaria que les permitiera sacar una ventaja. Hoy por hoy esas normativas se modificaron y las operaciones se hacen a los 5 días, sin plazo estipulado por el Gobierno para la liquidación de dólares.
Entonces, ¿ingresan o no los dólares?
Según Marcelo García, operador comercial de la compañía corredora Enrique Zeni y Cía, en lo que respecta al mercado de granos “se está observando algo previsible: el productor está cosechando y tiene compromisos, deudas, por haber sembrado y muchos tienen obligaciones tomadas en la siembra que se pagan al momento de cosecha”.
García explica: “Como los precios de la soja están deprimidos en el mercado internacional, el productor está vendiendo en función de lo que necesita. Los valores de los commodities no son muy buenos, por lo tanto todo productor que pueda esperar, lo va a hacer ya que es una operatoria habitual y cultural entre los productores. Muchos estiman que al salir del período de cosecha, los valores tiendan a la suba porque cuando ingresa la cosecha, por una cuestión de oferta y demanda, los valores tienden a la baja”.
Por último, García aclaró: “La guerra comercial entre Estados Unidos y China no benefició en nada a la Argentina pero sí a Brasil, que tomó el lugar de Estados Unidos abasteciendo al gigante asiático”.
Ante estos escenarios, el productor regula las ventas en función de sus necesidades, tal como ocurre en cualquier ámbito comercial y más aún en contextos como el local, donde la economía conspira muchas veces contra la actividad productiva, donde priman las reglas de la naturaleza y la productividad queda atada a factores climáticos, con las consecuencias que eso puede generar en el balance comercial de cada establecimiento productivo.
Habrá que aguardar, ser pacientes y por qué no exigir y esperar algo más de la dirigencia política de turno, que más allá del pasado o de las tormentas internacionales, debe poner todo el esfuerzo en encontrar el rumbo económico y realmente poner a los mejores jugadores en la cancha. Pensándolo en términos futbolísticos, el campo podría ser el Messi de la selección: es elite mundial, pero solo no puede ganar los partidos