“Si los pronósticos de año Neutro a Niño se confirman, se va a sembrar todo lo posible”

Ya se perdió el 50% de la producción de trigo y la soja y el maíz van en el mismo sentido. Las actividades ganaderas suman complicaciones. Los productores saben que perderán una buena parte de su capital de trabajo y que deberán hacer malabares (estratégicos, financieros y emocionales) para enfrentar la próxima campaña.

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Al gobierno, al país, le faltarán dólares para sostener actividad económica y recaudación impositiva para continuar maquillando con los parches de la macroeconomía.

Para las cadenas de valor asociadas al agro se derrite la expectativa de poder pelearla con cierta dignidad, ya que faltarán viajes de camión, faltará mercadería para moler, faltará actividad en los comercios y en todo aquello que va directa o indirectamente relacionado a lo que produce el campo.

Se derrite, al menos en el corto y mediano plazo, la ilusión de llegar más o menos con el barco derecho a las elecciones, a un cambio de gobierno, a una renovación de las ideas a aplicar para poner al país en un rumbo de esperanza. El 2023 será un año para recordar sin duda. Estas son las cartas que tocaron y con ellas habrá que jugar.

IMÁGENES DEL NAUFRAGIO

Una pregunta que comienza a escucharse con frecuencia es si el Gobierno llega o no a las elecciones sin que la economía le explote, y qué pasaría si esto sucede. Dejemos claro que para nosotros esto ya explotó, pero como somos argentinos pareciera que necesitamos aún más señales.

Veamos algunos síntomas de las últimas semanas que, usando un paralelismo con el título, son los imágenes visibles que emergen luego de naufragar:

  • Aumento de tasa de interés del BCRA
  • Inflación de febrero 6,6% (interanual de 102%) y  marzo proyectada arriba del 7%
  • Ausencia pública del Ministro de Economía
  • “Massa asumió un día antes de que nos vayamos en helicóptero” dijo Jorge Ferraresi, intendente de Avellaneda y ex ministro.
  • Aumento de venta de dólares por parte del Banco Central, más de 500 millones en la última semana, llevando las reservas a niveles críticos.
  • Recriminaciones cruzadas entre los actores principales de este gobierno
  • Descontento social “in crescendo” por distintas situaciones (inflación, cortes de luz, inseguridad, planes sociales, precarización del trabajo formal, etc.)
  • Crisis locales e internacionales que aceleran procesos (sequía, caída de bancos en EEUU y su repercusión, veintidós provincias que adelantan las elecciones antes de las primarias).

Recién estamos en marzo y faltan cinco meses para agosto, fecha de las primarias. Si bien todos sabemos que, como ningún otro actor político, el partido gobernante puede manejar este tipo de momentos, pero todo tiene un límite.

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Y acá comienzan las comparaciones con las distintas crisis previas que pasó nuestro país, donde nos parece importante mencionar que nunca se repiten los efectos y la profundidad de una crisis tal cual.

Nunca serán iguales porque los momentos nacionales e internacionales son distintos, porque el momento del año es distinto, porque la velocidad de información/reacción que brinda la tecnología se ha incrementado, porque gran parte de la población actual no vivió alguna crisis anterior y su reacción puede ser distinta.

Y porque oficialismo y oposición se encontraban en distintas partes de la mesa y sus líderes políticos eran otros. Por lo tanto, si sucede, su efecto, impacto económico y social, y su posible salida no será similar a nada anterior. Siempre puede ser mejor y siempre puede ser peor.  Nunca igual.

Bajo esta premisa es que nos atrevemos a dar algunas recomendaciones para la toma de decisiones empresarias::

  • Debemos seguir haciendo lo que hacemos , pero mejorando lo mejorable. Eso nos ayudará y nos pondrá en mejor posición para superar la crisis.
  • Priorizar lo financiero, la “nafta” que nos permita llevar adelante un nuevo año productivo. Esto implica postergar pagos (algo siempre incómodo y no siempre posible, con costos de todo tipo), tomar créditos, usar fondos de reserva, tomar inversores, descapitalizarse en bienes recuperables a futuro
  • Los esquemas defensivos y previsiones que se incorporen nunca podrán ser por el 100% de lo que sucederá, pero hay que tomarlos. Es decir, no podremos prevenir todos los riesgos, siempre algo nos va a afectar por más que nos esforcemos, pero hay que intentar tomar aquellos “seguros” o reductores de riesgo que podamos.
  • No es recomendable en un año de estas características realizar cambios importantes en nuestras producciones o formatos de empresa (incrementar escala, inversiones importantes, grandes apalancamientos, ventas o compras societarias, etc.) salvo que sean para corregir alguna falta de competitividad relevante para el negocio.
  • Tener un buen balance entre distintas alternativas suele equilibrar riesgos (tasas en pesos y en dólares, compras de contado y. financiado, ventas spot versus retención de mercadería, una cartera de cultivos o producciones equilibrada).
  • Escuchar, interactuar, intercambiar, participar de grupos de afinidad.
  • Como sector agro, entender que vamos a tener un rol importante en lo que viene. Y eso quiere decir que el país actual y el que viene nos necesita pujantes y lo más sanos posible.

¿SE VA A VOLVER A SEMBRAR?

Si bien es algo temprano para decirlo, nuestra impresión es que en la campaña 23/24, si los pronósticos de año Neutro a Niño se confirman, se va a sembrar todo lo posible.

Las razones que explican esta mirada son que estamos viendo una reducción en dólares de costos de producción (insumos y fertilizantes a la baja), que los precios (con altibajos) siguen competitivos, que nadie que arrienda le gusta perder un campo que ya tiene, porque los que tienen tierra propia seguramente están mejor financieramente, porque ante las elecciones se reaviva la posibilidad de una disminución a anulación de la brecha cambiaria y un ajuste en el tipo de cambio y porque, en definitiva, en nuestro país la agricultura es uno de los pocos negocios que han sostenido competitividad a lo largo de los años.

Y no es menor que hay muchas personas con vocación, talento, audacia y cicatrices que apuestan a pesar de todo. Por supuesto, tal como contamos en este informe, el entorno macro es muy poco estimulante.

El tiempo dirá si fue buena o mala decisión, pero esa es la naturaleza del emprendedor. Una pregunta recurrente es qué pasará con el valor de los campos en arrendamiento.

Todavía es temprano para decirlo, pero a priori vemos valores similares en quintales de soja (u otro producto) a los pagados este año, pero en abril/mayo el panorama estará más claro. Y ahí sabremos mejor el nivel de incumplimiento en el pago de la última cuota de arrendamiento.

LA MACRO EN LA MICRO

Digamos lo obvio: con una inflación del 100% anual, con brecha de tipo de cambio del 100%, con un Banco Central muy escaso de reservas y con montaña de Leliqs, y con relaciones de precios rotas (ya no sabemos cuánto valen las cosas) se necesita mucha agilidad, profesionalismo y bastante suerte para tomar decisiones correctas.

Porque lo que hoy parece correcto mañana resulta la peor de las decisiones (y viceversa). Y como si no faltaran señales complejas, aparece la crisis de bancos norteamericanos con contagio a europeos, con indicios de que los gobiernos saldrán a cubrir los faltantes de liquidez. Cuando ocurren estas cosas, el capital tiende a refugiarse en lugares muy seguros o bien le pide mucha más tasa a los que percibe como inseguros.

Por si hubiera un lector de otro planeta, aclaramos que Argentina es vista como insegura. En este marco la expectativa empresaria es que van a faltar dólares y que el financiamiento a tasas razonables será escaso.

Y para un año donde se ha perdido muchísimo capital de trabajo por la caída de la producción aparecen dos necesidades que parecen contrapuestas: por un lado cuidar los pesos que genere la cosecha para poder vivir, cubrir sueldos, arrendamientos y costo de servicios (fletes, labores, etc) y por el otro no quedarse sin insumos para la nueva campaña.

Porque si van a faltar tantos dólares…¿alcanzará para todo lo que se tiene que importar? Pero como el capital no alcanzará para todo, aparece la necesidad de financiamiento.

Algunos bancos están ofreciendo tasas del 60% anual para MiPymes y para quienes no tengan soja en stock, para capital de trabajo y para tarjetas agro. Tasa que resulta algo engañosa porque a los seis meses debe cancelarse la mitad. Como nos dijo un empresario: “pido un millón de pesos y a los seis meses entre capital e intereses estoy poniendo $800.000…y todavía me queda otra cuota a los seis meses”.

Suena raro, pero más raro aún es que no podamos asegurar que tomar ese tipo de créditos sea un mal negocio. Dependerá de cómo evolucionen las variables. Para aquellos que no sean pequeñas empresas o cometan el “pecado” de tener stock de soja, las tasas en pesos serán del 100% o más. Inviable.

Se apuesta en ese caso al financiamiento comercial que seguramente sea en dólares, en pesos con cheque electrónico diferido con tasas menores a las de los bancos o con contratos forward. Lo que sí vemos es que es un año para “blindarse” financieramente lo más posible y para adelantar compra de insumos en el primer semestre. Fácil de decir cuando sos consultor

¿EN QUÉ ANDAN LAS EMPRESAS AGRÍCOLAS?

Las empresas tienen actualmente dos focos: el impacto de la sequía en la 22/23 y la preparación de la nueva campaña 23/24. Y una tiene que ver con la otra. Los cultivos se deterioran semana a semana, siendo las proyecciones de rendimiento revisadas en las empresas en forma permanente para tratar de determinar el impacto final.

Una buena noticia en algunas zonas es que extrañamente los rendimientos de girasol están en presupuesto. Los cultivos de soja y maíz ya sean de primera, segunda o tardíos, todos están afectados en la mayoría de las zonas, con distinto grado, pero afectados.

En este marco, algunos productores con problemas de fecundación de granos en cultivos de maíz, reclaman a las empresas de semillas, una muestra pequeña de los conflictos que surgen cuando todo sale mal.

Mientras estas realidades, angustias y reflexiones se manifiestan, la nueva campaña comienza, se profundizan las dudas y hay clara conciencia de que habrá que tomar decisiones antes de conocer la magnitud final del daño.

Como siempre en este tipo de situaciones existen distintos comportamientos ante las malas noticias. Hay quienes las anticipan y trabajan con tiempo y hay quienes las dejan correr creyendo que al final las noticias no serán tan malas o aparecerá “algo” que ayude, y mientras tanto vamos marchando.

Nuestra experiencia nos indica que este último comportamiento siempre es peor, cualquiera sea el eslabón de la cadena que hablemos (productor, bancos, distribuidores, empresas de insumos, etc.)

Y por si faltara algo, el precio de los granos mantiene su divorcio entre el mercado interno y el externo. Los internacionales pelean entre noticias de fundamentals alcistas y bajistas (buena proyección de Brasil y baja permanente de Argentina) y de incertidumbres políticas (implicancias de la guerra Rusia-Ucrania) a la que se suma el impacto de la caída del banco americano mencionado.

En el plano local, más allá de las medidas gubernamentales (fideicomisos, posible dólar soja 3, etc.), la sequía pone en jaque la originación de la industria (soja) y la de la alimentación animal (maíz), habiendo posiciones vendidas difíciles de cubrir. Todo esto hace que el panorama de expectativas de precios sea de difícil pronóstico.

Puede suceder, que el año “atípico”que estamos transitando (sequía+elecciones) esté acompañado por bajas en las cotizaciones internacionales de precios, lo que daría una combinación de factores que podemos definir como la “tormenta perfecta” para el negocio agrícola.

NEGOCIO GANADERO

En el informe de enero contamos acerca de la recuperación de los precios de la hacienda, sobre todo del animal gordo. La continuidad de la sequía siguió generando un aumento en la cantidad de cabezas faenadas y por lo tanto una mayor oferta en el mercado, lo que empieza a actuar como un freno a nuevas subas.

El novillo o novillito bien terminado se sostiene en precios bien por arriba de los 400 $/kilo. Pero la vaca más flaca se ha resentido en los últimos días, fruto de ser una categoría que empieza a sacarse de los campos para aliviar carga luego de los tactos.

La vaca preñada presenta un mercado de demanda poco solicitado. Y lo que más ha caído es el precio del ternero, que en el último mes ha perdido entre 50 y 100 $/kilo (pasó de más de 500 $/kg a menos de 450 $/kg) y sigue bajando.

La primera reacción ante esta caída, que parece coyuntural, es tratar de retener o dosificar el ritmo de ventas en la medida que se cuente con el pasto o los corrales para hacerlo. Es cierto que este año la expectativa es que haya más oferta de terneros, pero si se normaliza el clima en otoño la demanda debería recuperarse.

Para los invernadores y feed lots es tentadora la oportunidad de acceder a una relación flaco gordo de a 1 a 1 o inferior. Contra esto se presenta la realidad, que es que se han podido generar pocas reservas (silo, rollos) y que si bien hoy el maíz presenta un precio planchado, puede ser dificultoso abastecerse en el año.

Hoy los corrales están con un nivel aceptable de ocupación debido a que han sido refugio hotelero para muchos ganaderos. El mercado internacional con algunos ruidos, como la aparición de un caso de vaca loca en Brasil, lo que le ha restringido el mercado temporalmente.

China con demanda firme y creciente y la cuota Hilton en alza buscando los 15000 dólares por tonelada, generan argumentos positivos para las expectativas. Mientras, en nuestro país siguen las restricciones a las exportaciones, como para poner un freno de mano en medio de la crisis del negocio.

NEGOCIO LECHERO

El precio de la leche Siglea en enero fue de 74,04 $/litro (1057,26 $/kilo de sólido), lo que representa un aumento del 5,8% respecto a enero. Y respecto a un año atrás la leche subió cerca del 96%. Durante el año 2022 el ritmo medio anual de aumento fue del 63%, muy debajo de la inflación y de la suba de costos.

Recién a fin de año y estos dos primeros meses de 2023 se ubica en niveles interanuales superiores al 90%…pero la inflación supera el 100%. Se sigue corriendo de atrás con los precios y con el gobierno activamente presionando a la industria para evitar aumentos superiores.

Esto se da en el marco de una sequía aguda y prolongada que no sólo afectó el forraje de primavera y verano sino que redujo la confección de reservas para el invierno (en cantidad y calidad) a niveles peligrosos. Sostener la misma cantidad de vacas va a requerir que los campos importen alimento, con el consecuente aumento de costos.

Repetimos una frase del informe anterior: Fueron meses duros los últimos y ahora se espera una leve recuperación de la rentabilidad sumado a un cierto alivio en lo financiero, pero entendiendo que la crisis no está superada. Visto un mes después, y con la falta de lluvias que continúa en varias regiones y con precios que no terminan de acomodarse, queda claro que la crisis no está superada.

Dentro de las empresas se han tomado medidas para disminuir la pérdida de competitividad (fuerte selección de vacas de descarte, regulación del secado de vacas, creatividad en el armado de dietas). La lechería tiene una estructura de personas capacitadas y con vocación, que han pasado por años buenos y malos y que resisten el entorno desafiante.

Pero sin cambios de fondo, nuestra producción de leche seguirá estancada. Mientras, el mercado internacional sigue demandando productos y las exportaciones representan para nuestro país algo más del 25% de lo que se produce (unos 3000 millones de litros medido en equivalente leche).

De esto, cerca del 50% es leche en polvo y cerca del 25% quesos. Con una política macro que desistiera de cobrar derechos de exportación y que unificara el tipo de cambio, el impulso al negocio sería de alto impacto. No es tan difícil señor ministro…

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